Los Foyers de Charité nacieron en 1936 del encuentro entre Marthe Robin (1902-1981) y un presbítero de la diócesis de Lyon, el Padre Jorge Finet (1898-1990).
Enferma desde la edad de 16 años, Marta guarda cama en su casa de Châteauneuf-de-Galaure, un pueblecito del departamento de Drôme. Ella atraviesa la enfermedad en una intensa unión mística con Dios, abandonada en María. Su unión interior con Jesús es tal que vive, cada viernes, los sufrimientos de la Pasión de Cristo.
Pronto, recibe de Dios, la inspiración para abrir « Foyers de Luz, de Caridad, de Amor » para contribuir a la renovación de la Iglesia y a la evangelización del mundo.
Tengo una petición de Dios: es usted quien debe venir a Châteauneuf para encontrar el primer Foyer de Charité.
Marta se dirige al Padre Finet
El 10 de febrero de 1936, el Padre Finet encuentra a esa muchacha radiante a pesar de la enfermedad. Marta le habla del proyecto que Dios le ha confiado. Ella le pide, de parte de Dios, que funde el primer Foyer de Charité en Châteauneuf-de-Galaure y que allí predique retiros de 5 días en silencio. Desconcertado al principio, el Padre Finet acepta. El primer retiro se desarrolla en septiembre de 1936 en la escuela de niñas de Châteauneuf-de-Galaure. Algunos meses más tarde, el Padre Finet obtiene la autorización de su obispo, de trabajar a tiempo completo por su misión en Châteauneuf.
La vida espiritual fecunda de Marta Robin
Marta tuvo una influencia excepcional, al recibir uno por uno a millares de visitantes en su cuarto pequeño de Châteauneuf-de-Galaure. Allí vivió en un silencio interior cada vez más profundo, totalmente entregada a la voluntad y al amor misericordioso de Dios. Allí intercedió por cada uno, en particular por los sacerdotes. Hasta el final de su vida, apoyó los esfuerzos emprendidos para que se reconociera a los Foyers de Charité como comunidad de laicos, lo que se cumplió en 1986. A la hora de su muerte, en 1981, 52 Foyers de Charité habían sido creados.
Marta vivió la santidad a su manera, sencilla y humilde. Fue tras ella como se han comprometido los miembros de los Foyers de Charité, sacerdotes y laicos, así como todos los que han recibido su llamamiento a obrar por la renovación de la Iglesia.